3D

Tapa de Sarcófago Egipcio

Precio: A Consultar

La tapa antropomorfa, representa al difunto momificado y vendado, excepto en la cara que aparece descubierta y de cuyo modelado, destacan los grandes ojos abiertos pintados en negro y blanco.

La faz, indica claramente que, en origen, el ataud fue fabricado para una mujer. El rostro, con independencia de los suaves rasgos de bella ejecución y claramente femeninos, esta pintado en ocre-amarillo claro, color reservado a este sexo en la iconografia egipcia de toda la época faraónica. Una pesada peluca, damada en trazos negros sobre fondo pajizo, enmarca la cabeza y cae en dos partes sobre el pecho.

Dispone de estudio.

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De la linea pectoral, arranca un importante collar usekh compuesto de ocho franjas bien diferenciadas en forma y color, que imitan motivos florales y perlas de pasta vítrea. Verde, azul, ocre rojo y negro, trazados, escueta y hábilmente en semicirculo, conforman el pectoral que, en la parte superior, se acaba por dos cierres con la imagen de un halcón coronado por el disco solar (Horus-Ra). Un corselete-gargantilla horizontal (a imitación de pedreria o pasta de vidrio), aparece entre el cuello desnudo y el pectoral.

Bajo el collar, y a la mitad del cuerpo de la tapa, una linea roja sirve de base a una diosa sentada que extiende sus alas de buitre en actitud protectora. Se trata de un aspecto de la diosa del cielo Nut.

Con sus manos sujeta sendas plumas de avestruz, símbolos del Maat, es decir, la justícia, la verdad y tambén el equilibrio cósmico de todas las cosas existentes. Su peluca se ciñe con una cinta roja funeraria y sobre su cabeza un disco solar, que refuerza su carácter celeste, se entremezcla con las perlas, en forma de lágrima del collar. Inmediatamente debajo y presidiendo un penúltimo espacio figurado, aparece el dios chacal Anubis, guardian de las necrópolis. En su cuello lleva un lazo­chal sa que significa protección. Bajo su cuerpo, aparece un cadáver momificado pintado de verde; tanto el color, como la barba postiza, rememoran al dios de los muertos Osiris al que todo difunto justificado está asimilado. El verde es el color de la resurrección. Los muertos, al igual que lo hizo Osiris, resucitarán de la misma manera que lo hacen los tallos verdes trs la inundación (Hapi), del Nilo. El elemento rojo que aparece a la cabeza de la momia y bajo las patas delanteras del chacal, recuerda a la parte anterior de un trineo de madera sobre el que los sarcófagos eran arrastrados a la necrópolis. A la izquierda una cobra alada y con el disco solar sobre la cabeza, parece proteger a Anubis. A la derecha otras dos cobras están en actitud de presidir la procesión funeraria. Debajo y como rindiendo homenaje a la columna de texto sagrado (Jeroglíficos), vemos a cuatro genios funerarios llamados hijos de Horus. Todos llevan en sus manos y con un apoyo de dos ramas ( a modo de cetro), una pluma Maat. El personaje (arriba a la izquierda) que aparece con rostro humano es Amset, que se encarga de la conservación del hígado del muerto y está, a su vez, bajo la protección de la diosa lsis. A su derecha y enfrentado, Kebesenuf, con cabeza de halcón protege los intestinos y está asociado a la diosa Selkit (la diosa escorpión). Abajo a la izquierda, aparece Hapy genio con cabeza de cinocéfalo que vela sobre los pulmones del cadáver y está protegido por la diosa Neftis. Finalmente Duamutef, con cabeza de chacal es el protector del estómago, conjuntamente con la diosa Neith.

Tras los genios del registro superior, dos parejas de cobras con el disco solar acompañan a dichos genios. Las que están en el registro inferior no portan al sol sobre su cabeza. Estas cobras protectoras (que no aparecen identificadas por su nombre), son, con mucha probabilidad, representaciones de la diosa Renenutet, diosa cobra benéfica asociada a Ra, el sol. El hecho de que algunas cobras no ostenten el disco, se explica como una clara alusión a las horas nocturnas en que el sol, invisible, recorre el cuerpo celeste de Nut para renacer y dar lugar a un nuevo día. Esta idea de continuada regeneración, se refuerza con las figuraciones de los dos carneros del espacio inferior.

Con independencia de las contradicciones y dificultades, que por otro lado son frecuentes y típicas de esta Baja Epoca, encontradas en la transcripción de la lengua neoegipcia y que comentaremos en la traducción de los textos, adelanto ahora que, en mi opinión, los dos carneros enfrentados (representación animalística del dios tebano Amón), representan tambien. la dualidad de la continuidad cósmica dia y noche, luz y oscuridad y en definitiva, vida y muerte. Pero una muerte aparente y entendida como una corta espera a otra vida mejor. El carnero de la izquireda, es el carnero de Ra (el sol) y de la vida. El carnero de la derecha corresponde al de la vida del más allá y del oscuro mundo subterráneo de ultratumba. Finalmente, el cuerpo inferior del sarcófago, está ocupado por columnas de jeroglíficos que merecen un especial estudio.

Epigrafia

Durante toda la duración de la civilización faraónica, y especialmente debido a la escasez de madera en el pais, los sarcófagos de leño fueron un lujo, sólo al alcance de unos cuantos privilegiados. Esto explica la sistemática reutilización de ataudes y sarcófagos con cambios y adecuación de los nombres y títulos de los propietarios e incluso de la decoración exterior de acuerdo con las modas funerarias imperantes en los diversos periodos históricos. Los sarcófagos fueron pues, motivos de transaciones económicas y fruto codiciado de ladrones de tumbas. Por otro lado y a partir, sobre todo, de la XXII D., la evolutiva complicación de la lengua egipcia, hacía de ésta una expresión exclusiva de la clase elitista de los escribas. Pero el carácter mágico-religioso: de esta lengua divina, la convertia, per se, en un poderoso amuleto que garantizaba, en gran medida, la inmortalidad y es por esta razón que pintores y decoradores de la siempre floreciente industria funeraria, «copiaran» con mayor o menor arte y fortuna otros textos religiosos ( o fragmentos de ellos), sin comprender su significado.

Así nos encontramos con numerosas inscripciones «pseudo-jeroglíficas» auténticamente antiguas pero, en gran parte, sin sentido o de imposible traducción, sencillamente, por que son intraducibles.

Cultura

Arte Egipcio

Época

Arte Egipcio, Época Saita, XXVI Dinastía (664-525 a.C.)

Material

Madera policromada

Tamaño

180 x 53 x 26 cm

Conservación

Buen estado de Conservación

Procedencia

Colección privada Europea

Precio

A consultar