Esta viga formaba parte de la estructura de alguna techumbre de una mezquita, una escuela o una construcción privada. Seguramente formaba parte de lo que se conocía como alfarje – un techo plano cubierto con vigas ornamentadas – o quizás del conocido artesonado o de par y nudillo – una cubierta de dos aguas con forma de trapecio -. Estos dos tipos de cubiertas podían ser visibles u ocultas. Queda claro, que por sus motivos ornamentales, se trata de una estructura hecha para ser visible, decorar y recordar un mensaje.
Esta pieza seguramente date de la segunda mitad del siglo XII. Más tarde, a partir de la época mudéjar, este estilo de decoración en vigas pasó a ser dibujado en vez de tallado, manteniendo los motivos florales y añadiendo otro tipo de ornamentaria. Por lo tanto, nos encontramos ante un estilo de pieza única así como impulsora, que marcó el inicio de estilos artísticos en vigas de madera.
En cuanto al tipo de caligrafía que encontramos grabado, se trata de un estilo cúfico simple y arcaico andalusí. El estilo cúfico nació en la ciudad iraquí de Kufa y rápidamente se extendió por todo el territorio musulmán, llegando hasta Al-Andalus, en donde fue muy común hasta finales del siglo XIII. Sus trazos se caracterizan por sus formas altas, rectas, angulosas y la ausencia de puntos diacríticos y otros signos gráficos (cuestión que encripta su transliteración y traducción a expertos en la materia). De entre los diferentes estilos cúficos que se fueron institucionalizando en función de la época y el gobierno – omeya, abasí, fatimí, almorávide, selyuquí, mameluco, almohade, nazarí… -, nos encontramos ante una caligrafía heredada de la última etapa Omeya previa a la caída del segundo califa de Córdoba y que se mantuvo durante varios siglos posteriores. Se trata de un estilo no volado, es decir, su trazo mantiene horizontalidad evidente y se caracteriza además por tener diversas ligaduras o nexos de unión entre los diferentes grafemas, así como decoraciones florales. Esta escritura fue muy frecuente en todo lo relativo a temas coránicos ya que, obviando su tono encriptado, trataba de mantener mucha claridad en el trazo.
Por lo que respecta al significado de la inscripción, por falta de detalle en la conservación, no es posible estimar un contenido lineal, pero sí podemos destacar cierto contenido típico y entrever un contexto. En esta pieza vemos cómo se repite un patrón de alabanzas a Dios – Allāh – bastante conocido en la tradición musulmana y que empezó a documentarse a partir del siglo IX en adelante. كلملا – Destacaríamos la típica expresión al-mulk li-llāh que significa el poder es de Dios o también podría – هللل traducirse como Dios es todo poderoso u omnipotente. al-mulk li-llāh es una expresión coránica (20, 56; 40, 16; 67) quefueutilizadaenmanifestacionesartísticas,yafueran en cerámicas, metales, yesos, mármol, piedra y madera. No es de extrañar que se utilizase este tipo de expresiones en el arte, puesto que el arte se entendía como una manifestación de la creación de Dios y la persona que lo elaboraba nada más que un canal. De hecho, esta idea de dar más importancia a la estética armónica de la obra que a la personalidad del artista o artesano era lo común antes del movimiento renacentista.